En noviembre reciente, tuve la oportunidad de ser parte de la residencia para gestores culturales SURES_ de la organización Trànsit Projects y su plataforma #plantauno, en alianza con la Organización Cultural En Tránsito, de La Araucanía, Chile. Lo anterior, en calidad de presidente y representante del Punto de Cultura Comunitaria Centro Cultural Estación Loncoche, espacio en recuperación y correspondiente a una antigua Estación de Ferrocarriles que desde el año 2016 centra sus esfuerzos en dinamizar prácticas culturales, artísticas y comunitarias en la comuna de Loncoche, Región de La Araucanía.
La experiencia tuvo lugar en la Comunidad Autónoma de Cataluña en España, específicamente en las ciudades de Hospitalet de Llogrebat y Barcelona, además de un pequeño paso por Madrid. Generosamente y como dueños de casa me recibieron y acompañaron: Joseju, Mario, Edu, Betania, Deli, Simona, María, Danielle, Mariela y el director Ángel Mestres. También fueron parte importante de este viaje: Carlos, Kathia, Ceci, Atul, Gonzalo, Cami, Benja, Paloma, Ricardo, Vicky, Agus y, por supuesto, mi compañera Carolina. Durante el mes que duró la residencia, #plantauno se esforzó en generar una nutrida agenda de encuentros y reuniones con organizaciones, espacios y agentes culturales que pudiesen evidenciar diferentes modelos de gestión de interés para la sustentabilidad de un espacio autónomo que proyecta su funcionamiento en el tiempo. Si bien, existe una diferencia significativa entre Chile y España, en lo que respecta al desarrollo de políticas públicas en materias culturales y comunitarias, las problemáticas son similares. En ambos casos, la disposición de recursos es reducida de acuerdo con el presupuesto de cada nación y existe un modelo basado en la concursabilidad -competencia- como principal fuente de financiamiento.

Es en base a lo observado que la articulación surge como la principal respuesta por parte de las organizaciones y agentes culturales. Me atrevería a decir que la totalidad de los proyectos que conocí en España eran sostenidos entre la alianza de diferentes organismos, ya sea de carácter privado o público e indistintamente de su magnitud. Asimismo, existe una importante valoración de lo propio, de las características del territorio y del sentido de pertenencia que éste implica. Y no solo desde el punto de vista de ser español o catalán, sino también, por ejemplo, de cada uno de los barrios o sectores que conforman Barcelona. Esto también debe visualizarse en la Región de La Araucanía, Temuco tiene su identidad y que, si bien comparte algunas características con Loncoche, Angol o Pucón, poseen otras particularidades. Ahí está la riqueza cultural y el desafío que esto significa para la gestión cultural.
Finalmente, el último aprendizaje que quiero destacar es la importancia de recordar constantemente ampliar el concepto de cultura por sobre la producción artística, la programación de festivales, las bellas artes o el elitismo que esto puede significar. Las organizaciones sociales y sobre todo en Latinoamérica, han demostrado hace mucho tiempo la necesidad de gestar “lo cultural” en base a las realidades e identidades de la población y que, por consiguiente, se extrapola a todas las dimensiones de la vida.
SURES_ me demostró que nuestro norte es el sur. Eternamente agradecido.